Querido bebé...

Hoy supe que vendrías. Después de tanto tiempo de esperarte, por fin me dijeron que faltaba poco, que ya estabas aqui, que preparara todo para cuando tu llegaras.
Y salí a la calle para llenarme de aire ajeno, y poder guardarlo en mi memoria para ti. Miré al cielo y vi el atardecer. Oh, cómo anhelo que conozcas lo que yo conozco! Cómo me encantaría que conocieras ya el verde de los campos, el gris de los suelos, el amarillo lunar.
Cuando llegues, vida mía, te enseñaré a cantar, y escucharás cómo cada ave tiene un canto distinto. Abrirás tus ojitos al rayo del sol naciente, conocerás su calor y su descenso. Verás cómo es bello nacer y morir, y cómo riendo se pasa lento el tiempo.
Quiero mostrarte lo rico que se siente un abrazo, lo dulce de un beso, lo divertido de las cosquillas y lo relajante que es suspirar. Quiero que sepas qué se siente ser amado por alguien que aún no sabe cómo eres, pero que te conoce y te adora con su propia alma y daría la vida por ti. Porque te amo, hijo mío.
Espero con ansias el momento de conocerte, de tenerte entre mis brazos, de mirar tus ojitos llenos de curiosidad y sueño, y descifrar cada uno de tus gestos. Quiero tenerte conmigo, y doy gracias al cielo y a Dios por ya tenerte conmigo, porque estés dentro de mi, por darme la bendición de ser tu madre, y de conservarte sino en mi vientre, sí en mi corazón por siempre.

Cuando tu nazcas, mi amor, llegarás a un hogar lleno de alegría que te espera. Que ha soñado contigo más de nueve meses, y que entonces será tu hogar, y será el más cálido de todos.
Cuando tu nazcas, corazón, entenderás lo hermoso de la vida. Quizá no en el momento, pero aprenderás de lo bueno y lo malo.
Te amo hijo mío. Que emoción saber que ya estás aquí. Deseo vengas sano y disfrutes de la misma manera de todo lo que yo disfruté cuando era niña. Y si no, encontraremos una manera dentro de tu ser, para que comprendas las maravillas de Dios. Te amo bebé. Échale ganas, aqui te esperamos con mucho amor.

Tu mamá.