jueves, 8 de septiembre de 2011

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Dejó de importarme ya, y se siente bien.
Bien vacío. Pero bien.

Le abandoné al final de la carretera y me regresé a casa.
No podía seguir con eso...

Me hacia el suficiente daño como para acordarme de que estoy vivo.
Y no me gusta. Aún sigue sin gustarme.

Ojalá esté ahora muerto como yo.
Eso aminoraria la carga... al fin dejaría de sufrir.

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