Dejó de importarme ya, y se siente bien.
Bien vacío. Pero bien.
Le abandoné al final de la carretera y me regresé a casa.
No podía seguir con eso...
Me hacia el suficiente daño como para acordarme de que estoy vivo.
Y no me gusta. Aún sigue sin gustarme.
Ojalá esté ahora muerto como yo.
Eso aminoraria la carga... al fin dejaría de sufrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario