viernes, 8 de abril de 2011

prisionero.

No podría, no.
El miedo termina de roer mis huesos y sé que jamás me levantaré de aquí. Tengo que conformarme a mirarte desde lejos.
Las lámparas se han caido, y las paredes también, a mis espaldas.
Sólo mantengo las cadenas que atan mis pies al suelo y mis ropas sucias.
Todo es oscuridad... oscuridad maloliente.

Y no importa ya.
Nada de esto importa ya. Desde que cumplo esta condena de la cual sé que jamás seré libre,. deslizo mis esperanzas sobre la idea de volverte a ver, y verte feliz.
Feliz como te ves desde aquí. Feliz por fuera de esta jaula,. feliz por dentro de ti.

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