domingo, 2 de enero de 2011

To late...

Siempre odíe todo aquello que te hacía sentir mal.
Que te volvía inútil ante ti mismo. Que provocaba que me trataras mal, y tus sonrisas extraviadas fueran la causa de mis sonrisas ausentes.
Siempre maldije todos aquellos momentos en que no fuiste tu mismo. Me dolía pensar que existía algo lo suficientemente fuerte como para hacerte cambiar. Y era muy estúpido, porque me dolía estar con alguien que no eras tu.
Estar sin estar... contigo.


Y bien.
Quizá ahora sea yo quien necesite que odies a quien ahora soy.
Porque existió algo lo suficientemente fuerte como para transformarme ante ti, y veme ahora, soy diferente.
Ya no me importa lo que te pase, y no sé si escribo por rencor o por olvido. Sencillamente escribo, porque me duele no dolerme, ni dolerte, ni que ninguno de los dos lo notemos siquiera.

En qué momento aposté mi vida a favor de la guerra?
En qué momento permitimos que se undiera la paz que nos rodeaba, y comenzamos a jugar este juego autodestrictivo al que llamamos "soñar"?
Si tienes respuesta, hazmela llegar...
Procura que no sea demasiado tarde.
Procura que llegue ayer. Quizá algo se pueda arreglar.

No hay comentarios: